Durante 8 meses, Ricardo López registró en video su caída hacia la locura. Cada cinta era un pedazo de su mente rota, volcada obsesivamente sobre una sola persona: Björk, la icónica cantante islandesa. Desde un pequeño apartamento en Hollywood, Florida, Ricardo creó más de 20 horas de grabaciones donde hablaba directamente a la cámara, analizaba cada paso de Björk, y documentaba su progresiva pérdida de cordura. Su fijación lo llevó a planear una venganza macabra: enviarle un paquete trampa con ácido sulfúrico camuflado en un libro musical. El 16 de septiembre de 1996, tras dejar el sobre en el correo, Ricardo activó la cámara una última vez… y se suicidó de un disparo frente a ella. Días después, la policía halló su cuerpo, las cintas y el paquete, que por suerte fue interceptado antes de alcanzar a la artista. En este episodio de Archivos del Horror, nos adentramos en uno de los casos más inquietantes de acoso, donde el amor se convierte en obsesión, y el fanatismo en muerte. Porque a veces, lo más terrorífico… es alguien que solo observa.
